Por Rubén B. Legidos
studiousus theologiae
El taller de oración estuvo basado en Santiago 4:3 (RVR1960) “Pedís, y no recibís, porque pedís mal…”.
La primera pregunta a la que nos enfrentamos era a la posibilidad de tener una experiencia orante como creyentes que no fuera acorde y coherente con el sentido propio de la misma. Para ello, intentamos definir que “No es la oración” y desarrollamos las siguientes ideas:
- Dios no se le puede instrumentalizar en la oración.
- A Dios no se le puede manipular por medio de la oración. Se prosiguió con la tesis fundamental de que nuestra experiencia en la oración viene condicionada y marcada por nuestras ideas y creencias acerca de Dios, y como nuestras propias experiencias humanas (como en la relación paternal) podrían condicionar nuestra propia forma de ver a Dios en la oración. Para terminar, hablamos de los silencios en la oración y la contemplación en la misma. Concluimos el taller, como no podría ser de otra manera, orando.
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